Pinamar, fue concebida hace 80 años como una gran ciudad jardín. Desde sus comienzos, Pinamar fue diseñada como un espacio que combinara la naturaleza con la vida urbana. El concepto de ciudad jardín, se basa en la idea de crear ciudades donde la naturaleza y la vida urbana se fusionen en un equilibrio perfecto. Pinamar ha logrado aplicar este modelo de manera excepcional, convirtiéndose en un lugar donde el bienestar y la calidad de vida son la norma.
Su fundador fue el arquitecto, ingeniero y urbanista Jorge Bunge, que
sostuvo la idea de levantar una ciudad , distinta a todas, única e inédita,
que combinara todo lo que Pinamar tenia a la vista, armonía, mar y
naturaleza.
El ferrocarril ha sido un factor clave e histórico en el desarrollo de Pinamar, como en muchas otras pequeñas ciudades. Sin embargo, en el caso de Pinamar, la llegada del ferrocarril fue especialmente importante, ya que se trataba de una zona prácticamente virgen en aquellos tiempos.
La construcción del ferrocarril permitió la conexión de Pinamar con otras ciudades y pueblos, lo que facilitó la llegada de personas y mercancías a la zona. Además, el ferrocarril fue decisivo para el desarrollo turístico de la ciudad.
Otro gran impulso al lugar fue la construcción de un hotel, que por entonces representaba un verdadero reto, una gran obra en medio del desierto, lejos de todo, liderado mismo por los fundadores Bunge, quien junto a Guerrero se asocian, creando Pînamar SA. El hotel Pinamar, ha sido el edificio testigo de los primeros viajeros entusiastas y dispuestos a la aventura, El hotel permanece funcionando desde la década del 40 hasta hoy, manteniendo su espíritu pionero y dejando ver aun su noble arquitectónica. Asi como imaginaron cada detalle los Bunge y Guerrero desde la fundación de Pinamar, hace ya 80 años.
Las obras que marcan diferencia surgen de verdaderos desafíos y asi surgió plan colosal de una ciudad, creada en terrenos aun desiertos, que tuvo como protagonistas no solo a los Bunge y Guerrero, también al polifacético Clorindo Testa, arquitecto y artista plástico, quien le aportó un carácter y una personalidad distintiva en varias matices de su urbanismo. Una rica asociación para mantener un estilo propio acorde al entorno con la naturaleza, lo cual era evidente se haría notar en toda su magnitud. Desde un planeamiento armónico que contemplara lo natural, a prescindir de cercos en las casas, o a códigos urbanos con prioridad en lo agreste, generando particularmente sectores diferenciados por un lado comerciales y y por el otro, zonas residenciales.
Dos de sus nietos, Jorge y Elsa Shaw, son los administradores actuales de Pinamar SA, la empresa que convirtió el desierto en uno de los balnearios más exclusivos de la Argentina, debido a esa armonía y su paisajismo, con sus calles circulares de arena, sus pinos, sus dunas, sus casas sin cerco, sin invasión de edificios, sus bosques y su tranquilidad.
Mucho se hizo con el correr de los años, a prueba de ensayo y error, se hizo y deshizo con la arena como protagonista total de muchas historias, el afán por mantener a pesar de tantos obstáculos, un sueño, un reto, una ciudad costera convertida en un paraíso natural.
Sin duda alguna, el éxito actual de Pinamar es el resultado del sueño cumplido de sus fundadores, pero también de sus pioneros. Estos hombres y mujeres visionarios se propusieron convertir este lugar en un destino turístico excepcional, y lo lograron. 80 años después, Pinamar es una ciudad costera única, valorada por su hermoso paisajismo, su arquitectura y su variada oferta de alternativas para el turista.
Con sus inmensas playas y su amplia oferta de entretenimiento, Pinamar es el lugar ideal para la familia y la juventud. Además de una infraestructura hotelera selecta, los hoteles en Pinamar son una parte fundamental de la experiencia turística de los visitantes. Tantos desafíos cumplidos a lo largo de los últimos 80 años, la han convertido en uno de los destinos turísticos más valorados del país.